Guía de Taxco de Alarcón, ciudad minera, El 9 de septiembre de 2020
Arquitectura virreinal, teleférico, grutas, pozas azules y más secretos.
En Taxco de Alarcón predomina el color blanco. Sus fachadas de ese color recuerdan la época de oro de extracción de plata. Fundado en 1529, se le considera el centro minero más antiguo del continente americano. La fama de su riqueza de metal data de las cartas relación de Hernán Cortés. Sin embargo, su verdadero apogeo minero ocurrió en el siglo XVIII, gracias al empresario catalán José de la Borda, quien, entre otras cosas, mandó a construir el símbolo de la ciudad: la hermosa Parroquia de Santa Prisca.
Este templo es una belleza arquitectónica de estilo churrigueresco, caracterizado por su intensa ornamentación. Su construcción tardó alrededor de siete años, entre 1751 y 1758, y fue ordenada por José de la Borda, para que su hijo —el sacerdote Manuel de la Borda— pudiera oficiar misa. En su interior se encuentran magníficos retablos en honor a la Purísima Concepción y a Santa Prisca, la patrona de la ciudad.
Aunque el icónico templo churrigueresco de Santa Prisca exista desde el siglo XVIII, la fama de Taxco se disparó en los años 40 como un destino de diseño especializado en la joyería de plata.
Junto con Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo, el Pueblo Mágico de Taxco de Alarcón forma parte del Triángulo del Sol, llamado así por su fuerte atractivo turístico en el estado de Guerrero. Hay que darse tiempo para recorrer sus calles sinuosas y angostas, así como visitar el ex Convento de San Bernardino y la Casa Humboldt, antes llamada Villanueva, que alojó al explorador alemán el 5 de abril de 1803. Hablando de personajes ilustres, aquí nació el dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, cuyo apellido, desde 1872, es parte del nombre oficial de la ciudad.
El verdadero símbolo de la ciudad es la hermosa Parroquia de Santa Prisca.
Para admirar la ciudad desde las alturas se recomienda tomar el Teleférico de Montetaxco, que recorre la ciudad a una altura máxima de 170 metros. También hay que subir al Cerro de Atachi, en el que, además del mirador, se observa el Cristo Monumental de Taxco, una estatua de 20 metros de altura. La recomendación es ir justo a tiempo para el atardecer.
Por último, se recomienda explorar sus maravillas naturales: el Parque Nacional Grutas de Cacahuamilpa y las Pozas Azules de Atzala son esenciales. En el primero, además de recorrer las cavernas, se pueden realizar algunas actividades de aventura, como cruzar un puente colgante en una altura de 130 metros, o bien, lanzarse en tirolesa. Las Pozas Azules de Atzala, por otro lado, recibe a los visitantes con magníficas cuencas de agua de color azul vibrante.
En conclusión, Taxco de Alarcón es un destino que nunca deja de sorprender.
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